Marcas salientes dadas en la “defensa del don de la vida desde la concepción”, en clara postura contraria a la despenalización del aborto, y el aprecio del renovar de los misioneros con la asentamiento de religiosas mexicanas clarisas a fundar un monasterio en la ciudad, fueron aspectos salientes de la ceremonia central conmemorativa a la Virgen del Carmen, Patrona de Formosa.
Y fue el obispo José Vicente Conejero que luego de presidir la procesión con la imagen de Nuestra Señora del Carmen -por calles de la ciudad-, Madre y Patrona de la diócesis, ya en el oficio central frente a la Iglesia Catedral, presidio la misa central, donde se hizo el llamamiento de que “toda vida vale”, exhortación permanente, poniéndose como ejemplo a María que fue escogida por Dios para ser madre. Un enorme lienzo celeste con la inscripción de “salvemos las dos vidas” fue otra de las demostraciones categóricas en la postura de la Iglesia.
Conejero agradeció “por este regalo de las hermanas de Santa Clara de Asís”, invitando a las cinco religiosas mexicanas a ascender al escenario y presentarse ante la feligresía formoseña. Asimismo, se dio lectura de los instrumentos legales, primero del Vaticano autorizando a las Hermanas Clarisas, que consagraran su vida religiosa a un monasterio en nuestra ciudad, y luego la ordenanza municipal otorgando un predio de una manzana donde se erigirá lo que será el claustro de estas religiosas, cinco de ellas que provenientes de México fueron presentadas por el obispo.
Agradeció al intendente Jorge Jofre que estuvo en la ceremonia y a los concejales por el donativo de una manzana para construir allí el monasterio, y exhorto a comenzar a trabajar de inmediato, dado que la misma ordenanza establece que tienen dos años para exhibir mejoras en el predio.
Hubo especial referencia a las hermanas clarisas que provenientes de México serán las pioneras en la fundación de un monasterio en esta ciudad, con lo cual la celebración de este año del Día de la Santa Patrona adquiere un carácter histórico.
Aludió asimismo al lema pastoral diocesano: “María ayúdanos a permanecer en el amor de Jesucristo para dar vida a los demás”, y hubo más de una exhortación “a la vida y a la fe, que son dones de Dios”.
“Una buena persona, de buena voluntad debe recibir y agradecer estos dones. Defender y respetar la vida. Ambas están llamadas a crecer y madurar hasta alcanzar la plenitud, que es la santidad de vida a la que nos llama Jesús”, reflexiono el obispo en un pasaje de la misa central.
Aludió a su reciente visita a la ciudad boliviana de Santa Cruz participando del congreso misionero, otra faceta, la de misionar, en la que hizo hincapié. Lo propio al apelación a los jóvenes que con su alegría, entusiasmo y creatividad están llamados a “renovar la Iglesia, a transformar la historia”.
Insistió el obispo en “defender el don de la vida, desde el seno materno, desde el primer momento de la concepción”, lo propio en no ser indiferentes a las “angustias de los más pobres”.