En el laboratorio del CEDEVA de Misión Tacaagle se viene trabajando en la producción de plantas de banana libres de enfermedades. Y en esa línea es que existe un valioso trabajo científico tendiente a crear las condiciones para la entrega a los productores formoseños, de una vitroplanta de banana inoculada, con organismos benéficos.
Así lo expuso el coordinador ejecutivo de CEDEVA, ingeniero Jorge Balonga, señalando que en el proceso de producción de la planta en laboratorio se genera una destrucción de todos sus patógenos que posee, limpiándola de modo tal que tenga mucho vigor y potencial de productividad. Sin embargo, durante el procedimiento se eliminan agentes favorables como mitocondreas y otros microorganismos que son beneficiosos para el desarrollo de las plantas.
Explico que se trata de un trabajo conjunto con el INTA de El Yuto en Jujuy y la Biofabrica de Misiones, señalando que “en general cuando pasamos una planta por laboratorio, un trozo de material vegetal de una planta madre del banano, se eliminan todos los microorganismos que trae, es decir tanto las enfermedades como también muchos organismos beneficiosos. Por lo tanto ahora la idea es incorporar a esa planta que está en laboratorio inocular una serie de microorganismos a fin de que cuando vaya a campo sea bastante más resistente”.
Expuso que la idea es que la planta que vamos a entregar tenga una gran capacidad productiva y un rápido anclaje en el suelo y se establezca con prontitud. Para ello es que se le agregarán aquellos agentes que tienen las plantas normalmente y que se le han eliminado en el tratamiento en laboratorio.
Balonga explico que “en el tema banana nuestro laboratorio hace muchos años está produciendo plantas libres de enfermedades (es decir vitroplantas)”, incluso en esta línea es que el gobierno importo materiales israelíes que son líderes en la zona bananera centroamericana. “Es decir que trajimos lo mejor que había en el mercado, pero no para incorporarlo al sistema productivo formoseño, sino para que sirvieran como parámetro de tener una idea con que material genético teníamos localmente”, revelo.
Preciso que “trabajamos durante siete años eligiendo los mejores materiales formoseños. Y lo que hoy multiplicamos es banana local de productores formoseños, las que están mucho más adaptadas al ambiente. Y comparadas con estas plantas patrón traídas de Israel, las locales son sumamente productivas, por lo que estamos multiplicando un material muy bueno”.
Marco que este trabajo incluyo haber diseñado “un protocolo productivo, sobre todo en un mejor manejo en el cacho, para que así puedan ser más grandes y alcanzar más kilos por hectárea”.
“También fue muy buena pero larga, la experiencia de trasladar esto a los campos de los productores, porque los primeros deben ver los resultados y comparar, para luego aceptar incorporar la nueva tecnología. Pero ahora es mucho más fácil después de tantos años, ahora cuando le llevamos algo nuevo, ahora ya lo aceptan a probarlos y después lo hacen más extensivos a sus campos”, expuso.
Puntualiza que “el trabajo de validación de tecnologías es muy lento y demanda varios años. Es normal que así sea, para tener la confirmación de lo que ensayamos en campo realmente sea bueno y de esa manera poder recomendarlo al productor”.
Clarifico asimismo que “el proceso en laboratorio de una célula a tener el plantin demanda unos ocho meses, y otros tres meses más para su rustificación donde se van cambiando las masetas hasta una final de tres litros, donde tenemos una planta de casi 40 centímetros y lista para arraigarse en el campo”.