COMERCIO MINORISTA
Propietaria de un comercio sobre la peatonal Rivadavia valoró la nueva exención como así el estatus sanitario de la Provincia que permite la reapertura gradual de actividades
Desde este martes, los comercios formoseños atienden al público, siguiendo un estricto protocolo sanitario, en el horario de 8 a 20 horas, tras la autorización otorgada por el Consejo de Atención Integral de la Emergencia COVID-19, en el marco de la fase de consolidación de acciones, hábitos y conductas preventivas.
Al respecto, fue consultada la propietaria de la tienda de ropa NYAN, Gabriela Padrón, quien manifestó que los comerciantes “estamos muy contentos por poder abrir nuevamente en el horario de la mañana” y aseguró que “ayudará a mejorar las ventas”.
“Volver al horario normal es muy positivo, pasamos dos meses duros al tener cerrado los negocios ya que tenemos muchos compromisos que cumplir, especialmente los locales que nos ubicamos en la Peatonal Rivadavia”, dijo la comerciante.
Luego, se refirió a la difícil situación económica que afrontó. “En mi caso particular, cuando se decreta el aislamiento obligatorio tenía pre chequeado de fábrica toda la temporada de invierno. Entonces, para no fallarle a los proveedores, decidí en el momento que se pudo empezar a vender por Internet, sacar toda la ropa de la temporada de invierno a menos del costo, aunque terminara perdiendo, pero eso me permitió hacer frente a los compromisos que tenía”, relató Padrón.
Tales compromisos mensuales son el pago del alquiler, los impuestos, abonar los sueldos de los trabajadores y cumplir con los proveedores que según describió la comerciante, en el caso del rubro textil se trata de las fábricas de ropa.
Asimismo, señaló que el costo de alquiler de un local sobre la Peatonal Rivadavia ronda entre los $ 40 mil y los $ 200 mil pesos y en este sentido, Gabriela Padrón manifestó que “muchas veces la gente no sabe todos los gastos que genera abrir un local, del cual además tenemos que obtener dinero suficiente para mantener a la familia”, no obstante, volvió a señalar que “el mayor dolor de cabeza es sin dudas pagar las mercaderías a la fábrica de ropa, que en mi caso es con proveedores de Buenos Aires”.
Manifestó que “los proveedores entienden la situación que estamos viviendo por el coronavirus y que, al ser el último eslabón de la cadena de comercialización, si no podemos cumplir con las obligaciones de pago, tampoco ellos podrán seguir produciendo”, y valoró el estatus sanitario de la provincia que le permite hoy volver a la actividad comercial.
Aseguró que para la atención al público se siguen los protocolos sanitarios vigentes, de manera tal que “en el ingreso al local tenemos un trapo con lavandina, para pasar los pies de las personas que entran al comercio, también contamos con el alcohol en gel para el lavado de manos. En el caso de que alguien toque la ropa le pasamos el alcohol pero en aerosol, o incluso sacamos la prenda del perchero y la planchamos para evitar cualquier propagación del virus”.
Aclaró que los probadores de ropa no están habilitados, se cumple con la distancia social en la atención y además se usa el barbijo tanto el personal de la tienda como quienes ingresan deben hacerlo obligatoriamente.