También, desarrollaron los diferentes programas que implementó el Modelo Formoseño para apalear esta problemática.
El ministro de la Comunidad, Aníbal Gómez, presentó un informe que dio cuenta del impacto de la pandemia por el COVID 19 en la alimentación a nivel mundial. Tales afirmaciones fueron realizadas durante una nueva conferencia de prensa del Consejo de Atención Integral de la Emergencia COVID 19.
Según los datos brindados por el funcionario, en Asia son 381 millones de personas subalimentadas; en África, 250 millones; y en América Latina y El Caribe, 48 millones.
“Esto es lo que ya existe según la Organización Mundial de la Salud, pero a fines del 2020 se calculan que 130 millones mas de personas van a ser afectadas por el hambre en el mundo”, aclaró Gómez.
En ese marco, explicó que la pandemia tiene injerencia directa, en primer lugar, porque introduce cambios en los patrones de consumos “ya es más fácil consumir alimentos ultra procesados”; también dificultades financieras porque “sabemos que la alimentación nutritiva siempre tiene más valor”; y por la reducción de la actividad física que “nos impuso”.
“Esto nos lleva a una inseguridad alimentaria, desnutrición, pero también al sobrepeso y la obesidad por los cambios de los hábitos alimentarios y falta de actividad”, indicó el ministro.
Y agregó: “Entonces tenemos los altos costos de los alimentos, que vemos que los que son más nutritivos como carnes, los lácteos, huevos, frutas, verduras y hortalizas son más caros y difícil de conseguir, esto hace que se duplique la taza de obesidad”.
Además, Gómez sostuvo que la OMS, a través de sus organismos, recomiendan que la nutrición debe tener un enfoque integral y sugiere integrar los sistemas de protección social, dar un enfoque agrícola con apoyo a los pequeños productores, atender la nutrición infantil y adecuar la educación, comunicación y estrategias de inversión.
“Acá nos encontramos con el modelo formoseño que está contribuyendo con la soberanía alimentaria a través de todos los programas que actúan e interactúan y fueron puestos en marcha antes de la pandemia y dan un resultado excelente”, aseveró.
En ese contexto, hizo alusión a la creación del PAIPPA y reiteró que el programa apunta a que los pequeños productores se queden, desarrollen y produzcan alimentos variados en su lugar de origen.
También el CEDEVA, como instituto de validación de tecnología agropecuaria que ayuda a estos productores, “haciendo las investigaciones correspondientes”.
Otro es el Plan NUTRIR, que adquiere en forma directa los productores de los paipperos y pone en la mesa familiar esas frutas, verduras y hortalizas de producción local.
El Instituto Universitario Formosa, que es el único en el país que forma profesionales del área, al igual que las escuelas agrotécnicas.
“Planta NUTRIFOR que procesa los alimentos dándole un valor agregado; y los planes sociales como los planes alimentarios para celiacos, el de las comunidades aborígenes, que tiene el ministerio de desarrollo humano con leche para mujeres embarazadas y niños de bajo peso o en riesgo, como también todos los planes alimentarios que funcionan en las escuelas en todo el territorio provincial”, sentenció el titular del área de comunidad de la provincia.