Este martes por la tarde se dio a conocer la triste noticia del fallecimiento de un excelente profesional, el doctor Enrique Servían (62). Su deceso ocurrió en el Hospital Evita, de la ciudad de Formosa.
Desde el año 2008, fecha de su inauguración, se desempeñaba como director del Centro de Salud del barrio Toba de la segunda ciudad.
Un médico con verdadera vocación que siempre priorizó la salud de sus pacientes. Desde el primer día de la pandemia ha luchado arduamente desde lo humano y asistencial para combatir el COVID-19, poniéndose al frente de los equipos de trabajo que salieron al terreno, a realizar los testeos a la población.
“Hasta el último momento ha ejecutado acciones para hacer frente a la situación. Fue así que contrajo el patógeno y hoy el pueblo formoseño lamenta con mucho dolor su deceso”, señalaron sus compañeros de trabajo.
El fallecimiento del primer profesional médico en el combate contra este virus sucede en el marco de una situación particular para el pueblo formoseño, que si bien está acostumbrado a los ataques mediáticos de los medios hegemónicos porteños, que haciendo uso de estrategias mendaces intentan denostar la figura del gobernador Gildo Insfrán y en una proyección hacia el presidente de la Nación, Alberto Fernández, esta vez son las vidas de los comprovincianos las que están en juego.
Desde el inicio de la pandemia procuraron echar por tierra la política sanitaria adoptada por la provincia, desde el Consejo de Atención Integral de la Emergencia COVID-19, para hacer frente al coronavirus.
Cuando en diversas partes del mundo se adoptaban las mismas medidas de distanciamiento social, uso del barbijo, lavado de manos, cuarentenas, bloqueos sanitarios y rastreos de casos, el caso particular de Formosa siempre fue la objeción. El ejemplo a aniquilar.
Las críticas arreciaron desde los sectores opositores y los jóvenes libertarios, llamando al descontrol y al ingreso y egreso indiscriminado del territorio provincial. Pareciera que las vidas de los formoseños valieran menos que las de, por ejemplo, los porteños.
Fue así que, a manera de paracaidistas, comenzaron a llegar referentes y dirigentes opositores, que amparados por sus pares provinciales, se plegaron como garrapatas a un reclamo legítimo de los comerciantes locales.
El Gobierno provincial prosiguió en su intento de contener los brotes de contagios, sobre todo en Formosa Capital y la ciudad de Clorinda, adoptando las medidas necesarias, las cuales son transitorias y puntuales, orientadas a salvaguardar la vida y la salud de los formoseños.
Lamentablemente, mientras se avanzaba en ese sentido y pese a las incesantes manifestaciones promovidas por los opositores y las fiestas desbordadas de alcohol y descontrol de los violentos libertarios, la provincia debe lamentar la primera muerte en un personal de salud.
Un año pasó desde el primer caso de COVID-19 en la Argentina. Hoy, Formosa llora la muerte del doctor Enrique. Quizás sea momento de que los opositores, los libertarios y los neoliberales reflexionen sobre lo que están exigiendo, porque son vidas de formoseños las que quedan en el camino de sus imposiciones.