Milagros Belén Canesín es una joven de 23 años con discapacidad visual. Ayer, después de cinco años de estudios, se recibió de Profesora en Inglés en el Instituto Superior de Formación Docente “Félix Atilio Cabrera” dependiente de la Dirección de Educación Superior del Ministerio de Cultura y Educación. Hoy, dice que todavía no puede creer que su etapa de estudiante haya culminado y destacó el apoyo y compañía de sus padres, familiares, profesores, amigos y compañeros, a quienes agradeció profundamente porque sin su ayuda no lo hubiese logrado.
“Estoy muy orgullosa y feliz porque recibirme de Profesora de Inglés era mi meta desde que empecé a estudiar. Es una gran satisfacción personal y familiar.Todavía tengo que procesarlo porque no me veo como profe, pero supongo que con el tiempo lo asimilaré”, inició diciendo Milagros. “Siempre me gustó, cuando era chiquitita la amiga de mi tía, que era teacher, me hablaba y cantaba en inglés. En el último año de secundaria no tenía decidido que estudiar, una opción era traductorado, pero debía ir a otra provincia y a mi familia no le gustó la idea, y sinceramente, no recuerdo como hice para terminar en la carrera”, entre risas agregó.
“Cuando recién empecé me traumé, porque todos hablaban en inglés y yo pensaba ¿en dónde me metí? porque entendía, pero no mucho (…) pero con el tiempo me fue conquistando”. Más allá de la enseñanza académica, Mili, como muchos acostumbran a decirle, destacó que: “La carrera me hizo pensar de manera distinta y a ver cosas que muchas veces un estudiante de primaria o secundaria no lo ve. Me ayudó a entender el sacrificio que es ser profesor. La mayoría de las veces uno tiende a infravalorarlosy en realidad si no hay buenos docentes enseñando no hay nada, porque para ser un buen profesional debemos aprender de los mejores”, exclamó.
Al ser consultada por alguna anécdota que quiera compartir sobre los cinco años de estudios optó por contar situaciones que ocurrieron en sus prácticas: “El año pasado los niños de primaria me ayudaban a pegar las láminas, o por ejemplo si les mostraba alguna imagen y estaba al revés ellos me avisaban. También, cuando salíamos del curso siempre tenía entre dos o tres que me acompañaban, guiaban, ellos en todo momento me orientaban”.
Continuando con la experiencia de las prácticas recordó los dolores de cabeza que le provocaron sentarse a planificar las clases, y aclaró que no era por la extensión del trabajo sino por el desafío que implicaba armarla de manera entretenida y a la vez productiva. “Por otra parte, está el estrés que provoca ir a dar la clase ya que nunca sabes cómo los estudiantes van a reaccionar, por suerte, ellos siempre me ayudaron”, agregó Milagros. También, quiso destacar y resaltar a sus compañeros del profesorado: “Amo a mis compañeros, la relación fue excelente, creo que un grupo mejor no me podría haber tocado. Somos muy unidos, estamos dispuestos a tendernos las manos, fue lo mejor que me dejó la carrera. Siempre me recibieron bien, desde el principio no hubo ningún problema”.
“Uno tiene que hacer lo que le gusta, lo que te llama la atención y si realmente lo querés y le ponés todas las ganas, lo vas a hacer y lograr, independientemente de la discapacidad que tengas.Lo que más te incluye es que los profesores y compañeros te traten como a todosy no de manera distinta. El sentirse como uno más y que te vean como una persona que tiene una discapacidad visual y no una discapacidad visual que es persona, eso te ayuda muchísimo y te hace crecer (…), porque ser ciego no te impide nada, ahí se da la inclusión.
Quiero agradecer a muchas personas, porque uno nunca se recibe sólo, siempre hay un montón de gente detrás que te empuja a seguir:primero a mis padres que nunca me pusieron barreras ni me limitaron por mi discapacidad visual, de hecho todo lo que soy les debo a ellos; a mi familia en general que también siempre me acompañó; a mi prima que desde la secundaria me hace los afiches; a mis amigos; a mis compañeros;a los profesores de la Escuela Especial N°7 y todos los que me ayudaron en mi trayectoria educativa (…) Siempre es importante reconocer el esfuerzo y la buena predisposición de las personas que estuvieron a tu lado, porque a lo mejor son cosas chiquitas las que hicieron, pero si uno no consigue quien te de una mano capaz no lo podés hacer”, concluyó Milagros.
A pesar de demostrar ser una mujer con gran fortaleza, con ganas y propósito de superación y progreso, Milagros es una joven que también ha pasado por miedos y nervios, típicas sensaciones de un estudiante. Es de Formosa capital y cursó la primaria en la EPEPE N°66 y la secundaria en la EPES N°54 “Gobernador Juan José Silva”. A lo largo de su trayecto educativo ha tenido diferentes compañeros, profesores y también edificios, sin embargo, ninguna de esas variantes fueron motivos para que no se sienta cómoda, a gusto y sobre todo incluida. En todo el camino escolar que ha transitado se ha cruzado con personas que siempre le tendieron la mano las veces que fueron necesarias.
Milagros, en varias oportunidades preguntó por qué era tan importante que ella se haya recibido, ya que hizo lo mismo que otras miles de personas más: estudiar. Así es ella, sencilla, capaz y luchadora. En el año 2014, con casi 19 años empezó a transitar este sueño que hoy es una realidad, gracias a su esfuerzo, a los de sus seres queridos con los cuáles está muy agradecida y también de las políticas de un Gobierno Provincial que, a través del Sistema Educativo, apoya y brinda las herramientas necesarias para que Milagros y todas las personas con discapacidades puedan acceder y hacer valer el derecho de estudiar en una institución pública con igualdad de oportunidades.