*Por Alan Juárez
Es lo que uno se pregunta cuando escucha la última entrevista radial del Obispo José Vicente Conejero en un medio de comunicación de neto de corte opositor al Gobierno de la Provincia.
Afortunadamente, cuando el Papa Francisco pisó Santa Cruz en Bolivia, en enero del 2015, durante su visita por Sudamérica, marcó un hermoso norte para la comunidad internacional y al que en Formosa nos abrazamos con fuerza, cuando dijo: “Tierra, techo y trabajo para todos nuestros hermanos y hermanas. Lo dije y lo repito, son derechos sagrados”.
Desde aquel día, la Iglesia Católica en su conjunto incorporó a su agenda la problemática social de la vivienda como uno de los derechos humanos universales, salvo el obispo formoseño.
Claro está, que ese día nuestro Obispo Conejero se perdió el discurso del Sumo Pontífice, puesto que habla despectivamente de “la periferia” cuando se refiere los Complejos Urbanísticos del Lote Rural 110 y 111, desconociendo que el Gobierno de la Provincia, con una fuerte decisión política sin precedentes en la Argentina, construyó más de cuatro mil módulos habitacionales dando soluciones a más de 16 mil formoseños en situación de vulnerabilidad.
Con la profunda convicción del peronismo, que es el movimiento del amor, ese sentimiento hacia los humildes, y siguiendo la consigna del Papa Francisco, de “Tierra, Techo y Trabajo” es que el Gobierno de la Provincia viene desarrollando un proceso revolucionario de inclusión habitación con el principal objetivo de garantizar este derecho universal básico, erradicando los asentamientos irregulares, exclusivamente destinado a quienes más necesitan.
El acceso a la tierra, en un módulo habitacional de 10×30, con servicios básicos, con núcleo sanitario, instalado en un ejido dotado de equipamiento urbano e infraestructura, complejos educativos, recreacionales, estaciones de policía, bomberos, centros de inclusión digital.
¿Es todo eso lo que molesta al Obispo? ¿Qué pasa? ¿la gente del centro vota bien, pero en “la periferia” se vota mal?
¿Acaso gestionó, el obispo Conejero, soluciones habitacionales para los más humildes, siguiendo el mensaje del Papa Francisco? ¿Cuál es su agenda de trabajo en los barrios populares?
¿Qué días trabaja visita el Obispo los complejos urbanísticos? ¿Por qué nunca se lo ve en el barrio, ni como ciudadano, ni como máximo responsable local de nuestra fe católica? ¿A qué obras de infraestructura se dirigen todos los recursos de Caritas, que generosamente aportamos los fieles?
Posiblemente el Obispo Conejero tampoco registró el mensaje que el Papa Francisco hizo a los sacerdotes cuando en la Misa Crismal del 2 de abril del 2015 -donde renuevan su promesa de pobreza, castidad y obediencia- pidió expresamente que tengan «olor a oveja y sonrisa de padres», evitando la «cara de vinagre» y de «pastores aburridos».
Ocurre que para tener olor a oveja hay que meterse en el barrio con tanta frecuencia como para transformar la realidad, como lo hace diariamente el peronismo de este modelo de provincia.
Baja el rio y se nota mucho la inclinación política del Obispo cuando consultado por las próximas elecciones llama a “no tomar decisiones por conveniencia, porque este me da algo, me sostiene”.
Posiblemente, nuestro Obispo ignore que en democracia el soberano es el pueblo y que aquí en Formosa no hay voto calificado, sino la conciencia de un pueblo que elige sus representaciones políticas de acuerdo a sus propios intereses, por supuesto que sí, ¿sino cuál es la forma elegir? ¿elegir de acuerdo al interés de los porteños? ¿de los españoles?
Quizá, lo que incomode a nuestro obispo no es que haya una fuerte política habitacional en Formosa o que tenga que salir de la comodidad del centro para pisar “la periferia”.
Quizás lo que de verdad le molesta al Obispo que hace 25 años está en su cargo -sin que lo hayamos elegido y al que “religiosamente” todos los contribuyentes le pagamos el sueldo- es que, en Formosa, la gente de los barrios ya no come el vidrio del oportunismo político y que, con muchísima responsabilidad, ratifica este Modelo Formoseño cada 4 años en el marco de la democracia.
Alan Juárez
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