La esperanza es una de las tres virtudes teologales, las otras son la fe y la caridad.
Acabamos de dejar un año de crisis en todo el mundo, crisis económica, crisis financiera, crisis política, crisis social, crisis mental, crisis espiritual, etc. Un año que una pandemia dejó ver también una profunda crisis de valores, donde para una parte de la sociedad lo único que importa es su bienestar, sin interesarle la salud y la vida de todos los que los rodean.
En el ámbito nacional vemos a un presidente y todo su gabinete luchar a capa y espada contra toda una realidad mundial, pero con el agravante de haber tenido que rearmar un Ministerio de Salud, rearmar el Instituto Malbrán, el Conicet, y todo lo que habían desarmado y se habían «fugado» la gestión nacional anterior. Sin dar el brazo a torcer y con un único objetivo en mente, la salud de todos los argentinos.
En nuestra provincia, los números y resultados que tenemos es debido justamente a que por aquí no pasó el macrismo, acá existe una planificación y una gestión apuntada cien por ciento al pueblo.
Tenemos la esperanza en que la vacuna llegue a toda la población, y también tenemos la esperanza de que unos pocos dejen de guiarse por cualquier video de YouTube, y entiendan que los mejores cerebros del mundo están trabajando en tal vacuna; y que lo único que se busca es evitar más muertes.
Tenemos la esperanza que los opositores políticos por una vez asuman el compromiso y responsabilidad de ser verdaderos dirigentes y piensen en la gente, dejando de hacer circo solo para jugar su interna que es lo único que les interesa.
Tenemos la esperanza que se entienda que el derecho a la salud está por encima de cualquier otro derecho, que tenemos que entender que el cuidarse y resguardarse “es la única forma” hasta ahora de frenar este virus.
Tenemos la esperanza que en esta nueva era que estamos empezando haya más conciencia colectiva en todos los aspectos.
Tenemos la esperanza que como decía Calderón de la Barca: «El bien no se pierde ni aún en sueños», y es lo que tenemos que buscar, el bien común.
Se viene un año con nuevos aires, un año de cambios, internos y externos, nuevos tiempos que hay que encararlos con nuevas herramientas, con fortaleza, con voluntad, con inteligencia, con solidaridad y con formación y lealtad por sobre todas las cosas.
Esta pandemia nos dejó ver bien quien es quien, que defiende cada uno, que nivel de empatía o de egoísmo tiene cada uno.
Y como dice nuestro conductor, el gobernador Gildo Insfrán: «Vamos a salir, pero hay una sola forma de salir, todos juntos».
Arrancamos el 2021 llenos de esperanza ¡Vayamos juntos, más unidos que nunca!
Opinión de Luis A. Sebriano (h) Grupo Juan Pueblo