Seguramente en este reinicio de la campaña electoral, rumbo a las elecciones generales del domingo 22 de octubre, vamos a escuchar en reiteradas ocasiones en los diferentes medios de información y redes sociales el llamado ¨Teorema de Baglini¨.
Comencemos por decir que un teorema es una proposición teórica, enunciado o formula en la que se anuncia una verdad que es demostrable.
La conjunción ¨Teorema de Baglini”, la acuño el periodista Horacio Verbitsky para conceptualizar la idea expresada por Raúl Eduardo Baglini en 1986, quien fuera un reconocido abogado y político mendocino, que ejerció como diputado y senador nacional entre 1983 y 2003, por la Unión Cívica Radical.
En el ámbito político y periodístico se conoce a este teorema por la idea que expresa que el grado de responsabilidad de las propuestas de un partido o dirigente político es directamente proporcional a sus posibilidades de acceder al poder.
Las palabras usadas por Baglini durante el debate parlamentario de 1986, fueron: ¨La ligereza de las posturas sobre la deuda externa es inversamente proporcional a las posibilidades de acceso al gobierno de un partido político determinado. Es decir que a menor posibilidad electoral de ser gobierno, más ligereza en el pensamiento¨.
Lo que intenta decirnos el teorema es que un dirigente político hace propuestas extremas cuando más lejos esta del poder y por el contrario, las suaviza o modera cuando más cerca esta del mismo.
Si bien es cierto que dicha manifestación fue realizada hace 27 años, en la actualidad, -y ante la campaña electoral por las elecciones presidenciales 2023-, su postulado aparece tan vigente y claro que nos permite analizar las conductas de los candidatos.
Así vemos como por ejemplo el candidato libertario que antes del 13 de agosto decía que todo iba a ser en modo “motosierra” (rápido), desde el primer día de llegar a la Presidencia, a decir ahora que los cambios no van a ser instantáneos.
En donde sus propuestas extremas y mágicas, para la mayoría de los especialistas, resultarían inviables, algunas por cuestiones constitucionales y legales, otras por cuestiones estrictamente técnicas y/o de hecho, que muchos las califican de irresponsables o cuanto menos impracticables.
Luego que se posicionó en las Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), comenzó a moderar el filo de su “motosierra” contra el Estado o lo que se denomina “casta política”.
Donde sus propuestas ultraliberales y muchas veces vistas como autoritarias como la dolarización inmediata, el uso de armas con plena libertad, la eliminación de ministerios (con despidos masivos) o sacar la Coparticipación Federal de Impuestos, hasta la venta de órganos, no son propias de ningún espacio político.
Ahora parece que los vouchers para la educación o la salud no son tan importantes o privatizadores. O también que otros dirigentes de la derecha no son la casta y hasta podrían integrar su eventual gobierno. Hasta incluso que los ministerios ya no son tantos y ese “afuera” tampoco es tan contundente, o que no hay tantos ‘ñoquis’ y los planes sociales ya parece que son necesarios.
De la plena irresponsabilidad en sus propuestas mágicas e inmediatas (impracticables) de las PASO, cuando se estaba lejos del poder, trata ahora de convertirse en más sensato, pero cayendo en múltiples y profundas contradicciones.
Es más, sus nuevas afirmaciones – posterior a las PASO-, lo llevan a un nudo de enredos, entre lo que dijo y dice, que lo deja esencialmente huérfano de ideas poniendo en jaque sus propuestas.
Lo que nos obliga a utilizar el Teorema de Baglini para entender la conducta del candidato ultraderechista y esencialmente comprobar que sus propuestas interruptivas que llevaron a miles de ciudadanos a votarlo caen al precipicio, ante la imposibilidad de ser cumplidas.
Por ello, desde este espacio se insta a que escuchemos a todos los candidatos para conocer su perfil, entender su pensamiento y especialmente la factibilidad y seriedad de sus propuestas. Porque las promesas extraordinarias, vertiginosas y sin sustento solo corroboran el conocido Teorema de Baglini, donde cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.
Escribe: Daniel Moreno
Integrante del Tribunal Electoral Permanente de la Provincia de Formosa. Abogado. Doctor en Derecho Público, Politica y Gobierno. Especialista en Administración Pública Provincial y Municipal, en Derecho de Familia y en Derecho Procesal. Diplomado en Instituciones Profundizadas del Derecho Individual del Trabajo, en Ciencias Penales, en Derecho Constitucional y Derechos Humanos. Estudios Profundizados en Derecho Electoral y Marketing Político. Ex Docente Universitario (UCASAL y UCP) y Ex Observador Electoral Internacional. (Brasil, Chile y Paraguay).